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Espíritu y alma

El ser humano con el paso del tiempo ha desarrollado una multitud de conceptos metafísicos, pero seguramente uno de los más importantes han sido el de espíritu y alma. Múltiples civilizaciones y credos los han conceptualizado de manera diferente, pero se puede hallar divergencias en sentido genérico.

A continuación presentamos diferencias entre espíritu y alma: definiciones y cuadros.

Espíritu Alma
Definición

El espíritu es un principio vital genérico y universal que sirve como mediador entre el cuerpo y el alma.

La persona se ve atravesada o animada por el espíritu, pero no lo tiene.

Puede entenderse como una gracia, una huella de un ser superior sobre su criatura.

El alma es la representación metafísica de la persona. Por lo tanto, es individual y singular.

Se la puede asociar a actividades como sentimientos, razonamientos, emociones y voluntades.

Se la considera superior que el cuerpo, digna de los mayores cuidados y es inmortal.

Definición de espíritu

La palabra espíritu proviene del latín spiritus, que significa respiro y está relacionado con todo lo que sea el elemento aire. En griego, con alusiones similares, se puede hablar de  pneûma, que también se relaciona con aliento, espíritu y respiración. Muchas civilizaciones han asociado, entonces, a la vida con un soplo, algo que viene a nuestro cuerpo para animarla y que lo abandona en sus últimos estertores.

El espíritu tiene como rasgo central preexistir al ser humano y tal vez tener características más genéricas. Podemos hablar de una gracia divina, de un soplo que da cuenta de un ser superior al hombre y que hace de este último un ente distinto, por encima de los restantes seres vivos.

Sin embargo, la distinción entre espíritu y alma, con conceptos como spiritus y anima en latín o  pneûma y psyché en griego no era tan nítida: eran ambos un lugar en donde se asentaban los sentimientos y emociones, pero no necesariamente algo que perdurara a la muerte. Hay que recordar que la metempsícosis no era totalmente compartida por el pueblo romano y el griego, además de que su noción de divinidad era muy distinta a la actual.

De todas maneras, la distinción se hace más clara con el cristianismo. Desde esta religión el espíritu es algo universal, en contraste con el alma que sería individual o singular. Cierta teorización cristiana podría decir que tenemos cuerpo o soma, es decir, lo carnal; pero también el alma que nos imprime de personalidad individual (donde reside la imaginación, sentimientos y razón) y, finalmente, el espíritu que es la herencia divina de nuestro ser (asociada a la fe, la esperanza y la reverencia). El Espíritu Santo grafica a la perfección la diferencia que podemos hallar entre lo espiritual y el alma: el ser humano se ve atravesado por el espíritu, incluso este último como mediador, pero no es un espíritu. 

Definición de alma

El alma es la representación metafísica de la vida de una persona individual. Se puede relacionar con el pensamiento, los sentimientos, la vida interior y las tendencias. Es importante recalcar que para muchas religiones y credos el alma tiene una jerarquía superior al cuerpo, pero se puede corromper por este último: no goza de una autonomía absoluta.

De todas maneras el alma, esa huella suprasensible de cada persona, perdura luego de la muerte psicofísica de aquella. Su destino ha variado a lo largo del tiempo y dependiendo de las civilizaciones: paraísos, simples imágenes sin vida, formación de cuerpos gloriosos o bienaventurados (cristianismo y ciertas mitologías egipcias), conexión con otros cuerpos para reencarnar, entre otras ideas.

Lo repetimos, si el espíritu tiene un rasgo genérico y universal (un mediador entre alma y cuerpo), el alma es individual, la región intensiva (no extensiva porque no es física) más importante que posee el ser humano. De ahí que su pureza, el ejercicio moral y la abstinencias de toda clase han sido vistos como vías de cuidar lo mejor de uno, desdeñando a un segundo plano al cuerpo.

Otro rasgo del alma, derivada de su importancia, es que representa a la esencia de la persona. Durante muchos siglos el cristianismo le ha negado alma a los animales (incluso a otros seres vivos como pueblos originarios) de ahí que también haya servido como modo de ensalzar a algunos seres en el cosmos divino.