En esta ocasión les traemos un nuevo artículo donde les enseñaremos las diferencias existentes entre los Valores Universales y los Valores Relativos. Aquí encontrarán las definiciones de ambos conceptos, sus tipos, sus características y prácticos ejemplos que lo ayudarán a comprender la temática de una forma rápida y fácil.
Valores Universales |
Valores Relativos |
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Definición | Son aquellos que fomentan el respeto a la vida humana y a la integridad personal, están por encima de cualquier legislación o religión. | Son aquellos que obeceden a un contexto cultural y lugar determinado. |
Tipos | La confiabilidad, el respeto, la responsabilidad, la equidad (o justicia), el cuidado y la ciudadanía | El relativismo descriptivo, relativismo cultural, relativismo metaético, relativismo normativo, relativismo moral, ética no realista y ética no cognitiva. |
Valoración | Estos valor por si mismos, es decir, su legitimidad no depende de que los individuos sepan apreciarlo, ni estarían condicionados por la sociedad o la época. | Estos son relativos a cada persona y a las circunstancias sociales, históricas o incluso biológicas en que surgen. Por lo tanto, dicen que no existen valores universales sino que las circunstancias influyen en el modo de valorar. |
Ejemplos | Los derechos humanos | En el Istmo Tehuantepec, en Oaxaca, las mujeres son las que bailan y los hombres observan; por el contrario los musulmanes, los varones son los que bailan y las mujeres observan. |
Qué son los Valores Universales
La confiabilidad, el respeto, la responsabilidad, la equidad, el cuidado y la ciudadanía son los seis valores universales fundamentales. El uso de ellos como base para el pensamiento ético puede ayudar a detectar situaciones en las que nos concentramos tanto en defender un valor que sacrificamos otro; por ejemplo, somos leales a los amigos y, por lo tanto, no siempre decimos la verdad sobre sus acciones.
Tipos de Valores Universales
1. Confianza
La confiabilidad se refiere a una variedad de cualidades de comportamiento: honestidad, integridad, confiabilidad y lealtad.
Honestidad
No hay valor ético más fundamental que la honestidad. Asociamos la honestidad con personas de honor a las que admiramos y confiamos. La honestidad en las comunicaciones tiene que ver con la intención de transmitir la verdad lo mejor que la conocemos y de evitar comunicarnos de una manera que pueda inducir a error o engaño.
Hay tres dimensiones:
- Veracidad: veracidad significa no tergiversar intencionalmente un hecho (mentir). La intención es la distinción crucial entre la veracidad y la verdad misma. Estar equivocado no es lo mismo que ser un mentiroso, aunque los errores honestos aún pueden dañar la confianza.
- Sinceridad: una persona sincera no miente, no dice verdades a medias ni permanece en silencio con la intención de crear creencias o dejar impresiones falsas o engañosas.
- Franqueza: en las relaciones que involucran confianza, la honestidad también puede requerir que proporcionemos información que otra persona necesita saber.
La honestidad en la conducta prohíbe el robo, el engaño y el fraude. Hacer trampa no solo es deshonesto, sino que se aprovecha de aquellos que no lo hacen. Es una violación de la confianza y la justicia. No todas las mentiras son poco éticas, aunque todas las mentiras son deshonestas. En ocasiones, la deshonestidad es éticamente justificable, como cuando la policía miente en operaciones encubiertas o cuando uno miente a delincuentes o terroristas para salvar vidas. Pero las ocasiones para mentir éticamente sancionadas son raras, por ejemplo, salvar una vida.
Integridad
No hay diferencias en la forma en que una persona ética toma decisiones de una situación a otra, no hay diferencias en la forma en que actúa en el trabajo y en casa, en público y solo. La persona íntegra se toma un tiempo para la autorreflexión para que los acontecimientos, las crisis y las necesidades del día no determinen el curso de su vida moral. Mantienen el control.
Los cuatro enemigos de la integridad son:
- Interés propio: cosas que queremos
- Autoprotección: cosas que no queremos
- Autoengaño: negarse a ver una situación con claridad
- Justicia propia: una actitud de que el fin justifica los medios
Fiabilidad
Cuando hacemos promesas o compromisos con las personas, nuestros deberes éticos van más allá de las obligaciones legales. La dimensión ética del cumplimiento de promesas impone la responsabilidad de hacer todos los esfuerzos razonables para cumplir con nuestros compromisos.
También es importante:
- Evitar las excusas de mala fe: las personas honorables no racionalizan el incumplimiento ni crean justificaciones para escapar de los compromisos.
- Evitar compromisos imprudentes: antes de hacer una promesa, considere cuidadosamente si está dispuesto y es probable que la cumpla. Piense en eventos desconocidos o futuros que podrían hacer que sea difícil, indeseable o imposible mantener su compromiso. A veces, todo lo que podemos hacer es prometer hacer nuestro mejor esfuerzo.
- Evitar compromisos poco claros: dado que los demás esperarán que cumpla con lo que creen que ha prometido hacer, asegúrese de que, cuando haga una promesa, la otra persona comprenda lo que se está comprometiendo a hacer.
Lealtad
La lealtad consiste en promover y proteger los intereses de ciertas personas, organizaciones o afiliaciones. Algunas relaciones (marido-mujer, empleador-empleado, ciudadano-país) crean una expectativa de lealtad.
- Priorización de lealtades: Debido a que tantos individuos y grupos nos reclaman su lealtad, a menudo es imposible honrarlos a todos simultáneamente. En consecuencia, debemos clasificar nuestras obligaciones de lealtad de alguna manera racional. En nuestra vida personal, por ejemplo, es perfectamente razonable y ético velar por los intereses de nuestros hijos, padres y cónyuges, incluso si tenemos que subordinar nuestras obligaciones a otros hijos, vecinos o compañeros de trabajo al hacerlo.
- Salvaguarda de la información confidencial: La lealtad requiere que guardemos secretos o información aprendida en confianza.
- Evitar conflictos de intereses: Los empleados y servidores públicos tienen la responsabilidad adicional de tomar todas las decisiones profesionales por mérito, no por intereses personales. Su objetivo es mantener la confianza del público.
2. Respeto
El respeto consiste en honrar el valor y la dignidad esenciales de todas las personas, incluido uno mismo. Tenemos la obligación moral de tratar a todos con respeto, independientemente de quiénes sean y de lo que hayan hecho. Tenemos la responsabilidad de ser lo mejor que podamos en todas las situaciones, incluso cuando tratamos con personas desagradables.
El respeto se centra en:
- Cortesía y decencia: una persona respetuosa sabe escuchar. Ella trata a los demás con consideración, de conformidad con las nociones aceptadas de gusto y decoro, y no recurre a la intimidación, la coacción o la violencia excepto en casos extraordinarios y limitados.
- Tolerancia: una persona ética acepta las diferencias y creencias individuales y juzga a los demás solo por su carácter.
3. Responsabilidad
La vida está llena de elecciones. Ser responsable significa estar a cargo de nuestras elecciones y, por lo tanto, de nuestras vidas. Significa ser responsable de lo que hacemos y quiénes somos. También significa reconocer que lo que hacemos y lo que no hacemos es importante.
Responsabilidad
Una persona responsable no es una víctima y no echa la culpa ni reclama crédito por el trabajo de otros.
Búsqueda de la excelencia
La búsqueda de la excelencia tiene una dimensión ética cuando otros confían en nuestro conocimiento, capacidad o voluntad para realizar tareas de forma segura y eficaz.
- Diligencia: Las personas responsables son confiables, cuidadosas, preparadas e informadas.
- Perseverancia: Las personas responsables terminan lo que empezaron, superando en lugar de rendirse ante obstáculos y excusas.
- Mejora continua: Las personas responsables buscan formas de hacer mejor su trabajo.
Autocontrol
Las personas responsables ejercen autocontrol, refrenando pasiones y apetitos (como la lujuria, el odio, la glotonería, la codicia y el miedo). Retrasan la gratificación si es necesario y nunca sienten que sea necesario «ganar a cualquier precio».
4. Equidad / Justicia
La justicia/equidad es un concepto complicado. Las partes en desacuerdo tienden a sostener que solo hay una posición justa: la suya. Pero si bien algunas situaciones y decisiones son claramente injustas, la equidad generalmente se refiere a una variedad de resultados moralmente justificables en lugar del descubrimiento de una respuesta justa.
Proceso
Una persona justa utiliza procesos abiertos e imparciales para recopilar y evaluar la información necesaria para tomar decisiones. Las personas justas no esperan a que les llegue la verdad; buscan información relevante y perspectivas conflictivas antes de tomar decisiones importantes.
Imparcialidad
Las decisiones deben ser imparciales, sin favoritismos ni prejuicios.
Equidad
Es importante no aprovecharse de la debilidad, desventaja o ignorancia de los demás.
La equidad requiere que una persona, una empresa o una sociedad corrijan los errores de forma rápida y voluntaria.
5. Cuidado
El cuidado es el corazón de la ética. Es casi imposible ser verdaderamente ético y no preocuparse genuinamente por el bienestar de los demás. Eso se debe a que la ética se trata, en última instancia, de nuestras responsabilidades hacia otras personas. A veces debemos herir a quienes amamos y algunas decisiones, aunque son bastante éticas, causan dolor. Pero uno no debe causar conscientemente más daño del razonablemente necesario.
6. Ciudadanía
El concepto de ciudadanía incluye cómo debemos comportarnos como parte de una comunidad. El buen ciudadano conoce las leyes y las obedece, pero también se ofrece como voluntario y se mantiene informado sobre los problemas del día. Los ciudadanos hacen más que su parte «justa» para que la sociedad funcione, ahora y para las generaciones futuras. La ciudadanía puede tener muchas expresiones, como la conservación de recursos, el reciclaje, el uso del transporte público y la limpieza de la basura.
Qué son los Valores Relativos
Los Valores Relativos son el punto de vista de que los juicios morales son verdaderos o falsos solo en relación con algún punto de vista particular (por ejemplo, el de una cultura o un período histórico) y que ningún punto de vista tiene un privilegio único sobre todos los demás. A menudo se ha asociado con otras afirmaciones sobre la moralidad: en particular, la tesis de que las diferentes culturas a menudo exhiben valores morales radicalmente diferentes; la negación de que existen valores morales universales compartidos por toda sociedad humana; y la insistencia en que debemos abstenernos de emitir juicios morales sobre creencias y prácticas características de culturas distintas a la nuestra.
Los puntos de vista relativistas de la moralidad encontraron expresión por primera vez en el siglo V a.C. en Grecia, pero permanecieron en gran parte inactivos hasta los siglos XIX y XX. Durante este tiempo, varios factores convergieron para hacer que los valores relativos pareciera plausible. Estos incluyeron una nueva apreciación de la diversidad cultural impulsada por descubrimientos antropológicos; la importancia cada vez menor de la religión en las sociedades modernizadas; una actitud cada vez más crítica hacia el colonialismo y su asunción de superioridad moral sobre las sociedades colonizadas; y un escepticismo creciente hacia cualquier forma de objetivismo moral, dada la dificultad de probar juicios de valor de la misma manera que se prueban afirmaciones fácticas.
Para algunos, los valores relativos, que valga la redundancia relativiza la verdad de las afirmaciones morales, se deriva lógicamente de un relativismo cognitivo más amplio que relativiza la verdad en general. Sin embargo, muchos relativistas morales consideran fundamental la distinción entre hechos y valores. Una razón común, aunque negativa, para abrazar el relativismo moral es simplemente la insostenibilidad percibida del objetivismo moral: todo intento de establecer un conjunto único, objetivamente válido y universalmente vinculante de principios morales choca con formidables objeciones. Un argumento más positivo que a veces se presenta en defensa de los valores relativos es que promueve la tolerancia, ya que nos anima a comprender otras culturas en sus propios términos.
Los críticos afirman que los relativistas suelen exagerar el grado de diversidad entre culturas, ya que las diferencias superficiales a menudo enmascaran los acuerdos compartidos subyacentes. De hecho, algunos dicen que existe un conjunto básico de valores universales que cualquier cultura humana debe respaldar para prosperar. Los relativistas morales también son acusados de afirmar de manera inconsistente que no existen normas morales universales mientras apelan a un principio de tolerancia como norma universal. Sin embargo, a los ojos de muchos críticos, la objeción más seria al relativismo moral es que implica la consecuencia perniciosa de que “todo vale”: la esclavitud es justa de acuerdo con las normas de una sociedad esclavista; Las prácticas sexistas son correctas según los valores de una cultura sexista. Sin algún tipo de estándar no relativo al que apelar, argumentan los críticos, no tenemos base para valoraciones morales críticas de las convenciones de nuestra propia cultura, o para juzgar que una sociedad es mejor que otra. Naturalmente, la mayoría de los relativistas morales suelen rechazar la suposición de que tales juicios requieren una base no relativista.
Tipos de Valores Relativos
- Relativismo descriptivo: Sostiene que, de hecho, las creencias y prácticas morales varían entre culturas (yva veces entre grupos dentro de una misma sociedad).
- Relativismo cultural: El relativismo cultural afirma que las creencias y prácticas de los seres humanos se comprenden mejor si se las capta en relación con el contexto cultural en el que ocurren.
- Ética no realista: Es la opinión de que no existe un orden moral objetivo que haga que nuestras creencias morales sean verdaderas o falsas y que nuestras acciones sean correctas o incorrectas.
- Ética no cognitiva: Es la opinión de que los juicios morales no son ni verdaderos ni falsos ya que no son “aptos para la verdad”, lo que significa que no son el tipo de declaraciones que pueden tener un valor de verdad.
- Relativismo metaético: El relativismo metaético sostiene que los juicios morales no son verdaderos o falsos en ningún sentido absoluto, sino sólo en relación con puntos de vista particulares.
- Relativismo normativo: El relativismo normativo es la opinión de que es incorrecto juzgar o interferir con las creencias y prácticas morales de culturas que operan con un marco moral diferente al propio, que lo que sucede en una sociedad solo debe ser juzgado por las normas de esa sociedad.
- Relativismo moral: El relativismo moral se ha identificado con todas las posiciones anteriores; y ninguna fórmula puede captar todas las formas en que el término es utilizado tanto por sus defensores como por sus críticos.